jueves, 4 de octubre de 2007

Pensamientos tóxicos que perjudican el Matrimonio

Los chicos alborotan y Martín, su padre, empieza a molestarse. Se vuelve hacia su esposa, Melanie y le dice en tono áspero: "Cariño, ¿no te parece que los niños podrían calmarse un poco?".

Lo que piensa realmente es: "Ella es demasiado permisiva con los niños".

Como reacción a la ira de Martín, Melanie siente un arrebato de furia. Su rostro se
pone tenso, sus cejas se crispan en una expresión ceñuda y responde: "Los niños lo
están pasando bien. De todos modos, se irán a dormir en seguida".

Lo que piensa realmente es: "Otra vez lo mismo, siempre quejándose".

Ahora Martín esta visiblemente furioso. Se inclina hacia adelante amenazadoramente,
con los puños apretados, y dice en tono de fastidio: "¿Tengo que ir yo a acostarlos".

Lo que piensa realmente es: "Ella se opone a mí en todo. Sería mejor que yo tomara
las riendas.

Repentinamente preocupada por la cólera de Martín, Melanie dice en tono dócil: "No,
enseguida iré yo".

Lo que piensa realmente es: "Esta perdiendo el control.... podría lastimar a los
niños. Será mejor que yo ceda".

Estas conversaciones paralelas - la verbalizada y la muda - son mencionadas por
Aaron Beck, el fundador de la terapia congnicitiva, como un ejemplo de las clases
del pensamiento que pueden envenenar un matrimonio.

Daniel Goleman
La inteligencia emocional

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