martes, 11 de septiembre de 2007

DIRIGIR MAS QUE MANDAR

DIRIGIR MAS QUE MANDAR

Si quiere que su empresa sea competitiva, no sea un jefe arrogante. Mantenga contento a su personal y motívelo a alcanzar grandes resultados.

Magdalena Flores

Apoyadas en vigorosos equipos de trabajo, todos los días las empresas luchan por ser más competitivas, aumentar sus ingresos y mantener el interés de sus inversionistas. Sin embargo, para que una compañía sea realmente competitiva es imprescindible que sus líderes y colaboradores también lo sean.

¿Cómo conseguir resultados cada vez más rentables y al mismo tiempo velar por el bienestar de sus trabajadores? Con dirigentes altamente motivados, poseedores de una cultura de valores y productividad muy arraigada que les permita alcanzar exitosamente los objetivos del negocio y contagiar esta actitud a su gente.

Muchos jefes obtienen buenos resultados para la empresa en el corto plazo, pero se trata de una bomba de tiempo, pues al carecer de una estrategia de retención de talentos y motivación de su personal, pronto enfrentan el desgaste de su gente y la baja de productividad. Son personas arrogantes que padecen el síndrome del sabelotodo, el síndrome de ‘no pasa nada’, el de ‘no oigo, no oigo, soy de palo’, el de ‘cállese que estoy hablando’ o el de ‘porque yo así lo digo’.

Si quiere que su empresa sea realmente exitosa, los líderes deben estar conscientes de la importancia de la comunicación directa con sus colaboradores, no sólo para tratar asuntos de negocios, sino para conocer sus opiniones, debilidades, aspiraciones y necesidades. Cero arrogancia = mejor comunicación = mayor productividad.

Cualquier organización requiere no sólo líderes de negocio, sino líderes de personas que impulsen el desarrollo personal y profesional de sus empleados. Según Tom Peters y Nancy Austin en su libro Pasión por la excelencia (características diferenciales de las empresas líderes), las compañías excelentes prestan atención a cuatro aspectos: clientes, innovación, liderazgo y PERSONAS.

Las firmas más exitosas del mundo –en su mayoría grandes trasnacionales– ofrecen a sus empleados un sano equilibrio entre trabajo y familia, y programas de incentivos que evitan la fuga de talentos, el desgaste de las relaciones laborales y personales, y la baja productividad de gente desmotivada.

Ford Motor Company y Federal Express, por ejemplo, premian y alientan a sus trabajadores a través del reconocimiento y promoción de su gente. Gracias a sus buenas prácticas, estas compañías han sido reconocidas como empresas sobresalientes y los mejores lugares para trabajar

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